miércoles, 25 de enero de 2012

Luis Vuitton

Louis Vuitton nació en el año 1821 en Anchay, una región cercana a las Montañas de Jura, en Francia.

A los 14 años, Louis Vuitton se fue a París caminando, y en 1837, dos años, después llegó a la Ciudad Luz, donde consiguió trabajo como aprendiz de un fabricante de cajones.
A partir de entonces, la historia de los viajes siempre estaría vinculada a este legendario francés. Presintiendo el lugar que ocuparían los viajes en nuestra sociedad, Louis Vuitton fundó en París esta empresa, que lleva su nombre, exclusivamente dedicada a la fabricación de equipajes y accesorios ligados a este nuevo arte de vivir.
Su enfoque visionario del diseño de piezas y elementos para equipajes no tenía rival durante sus días.
La empresa de Louis Vuitton, hizo su debút con una prestigiosa lista de pedidos.
La gran habilidad de trabajo de su creador le valió un contrato con la esposa de Napoleón III, la Emperatriz Eugenia.

Con su gran inventiva, supo anticipar las necesidades de una clientela al día con los progresos de su tiempo, que aprovecha los nuevos medios de transporte (el automóvil, el barco y el avión).

Su primera maleta fue plana (una forma que permitía que fuera apilable) y reforzada por lamas de madera y ribetes de latón, perfectamente adaptable a los desplazamientos en tren y en barco de vapor.
Además, su tejido impermeable, fue realmente útil para los clientes que realizaban los viajes en barco.

Durante la inauguración del Canal de Suez en 1869, gracias a la Emperatriz Eugenia, quien llevaba su equipaje en maletas ¨Luis Vuitton¨, la marca comenzó a adquirir fama internacional.

Su historia se construiría entonces en torno a personalidades de la alta sociedad como el Rey de España, el gran Duque Nicolás, el edil de Tokio, Goto Shojiro, el sultán otomano Abdülhamid, y todo Hollywood, empezando por el actor americano Douglas Fairbanks.
En 1875, el modisto francés Charles Frédéric Worth le contó a Louis Vuitton un importante secreto del negocio: las fundas de crinolina y carne de cordero pronto darían origen a materiales más suaves que revolucionarían el uso de sus maletas.

Louis Vuitton respondió a esta información añadiendo a su colección de baúles uno con espacio para colgar y varias gavetas, el cual se convirtió en el famoso Guardarropa, la primera pieza de mobiliario utilizada para viajar.

La competencia intentó aprovechar este entusiamo por el arte de las maletas, sacando al mercado líneas de porta-equipajes similares a las de Luis Vuitton, hecho que hizo surgir el célebre monograma: el estilizado motivo de flores de inspiración japonesa que envuelve las iniciales de la marca, inventado por Georges Vuitton, hijo del fundador, para distinguir sus modelos de las imitaciones que empezaban a multiplicarse.

El creador de la empresa, Louis Vuitton, muere finalmente en el año 1892.
En 1978, la firma Louis Vuitton entra en Japón y, menos de treinta años después, este mercado clave del lujo, que adquiere el 70% de las ventas mundiales, representa más de 1.000 millones de euros de cifra de negocio.
El archipiélago es su primer mercado y la pasión por sus productos es tal que se considera una verdadera “marca culto”.
En Estados Unidos, su segundo mercado, la marca posee 85 tiendas y sus ventas locales han progresado tanto que los americanos podrían ser de aquí a cinco años sus primeros clientes.

Presente en 52 países con 322 tiendas, Louis Vuitton también progresa en su desarrollo.
A mas de un siglo de la muerte de su creador, esta firma sigue tan vigente como hasta entonces, ha adquirido un gran prestigio mundial, así como también un gran número de imitaciones y falsificaciones que viajan a través del mundo, pero que nunca podrán reemplazar su estilo y sobre todo: su calidad de confección, la que siempre la distinguirá de cualquier intento de copia.

Hoy en día, la firma es propiedad de LVMH (Louis Vuitton Moet Hennessy) y su Presidente Ejecutivo, Bernard Arnault, es reconocido mundialmente como el ¨Padre de la Moda¨.

La innovación técnica y la búsqueda de nuevas formas siguen motivando su creación. Cuando Louis Vuitton presentó en 1898 sus productos en Estados Unidos, la firma ya tenía la imagen de ¨inventor¨ y de marca atractiva que sabe responder a los deseos de la clientela elegante.
En 1879 había creado una maleta-cama para una exploración en el Congo.
 “La encarnación del alma del viaje sigue siendo uno de los ejes de desarrollo de la marca, una de las claves de su éxito es haber controlado siempre su producción y su distribución”, explica Serge Brunschvig, director general de Louis Vuitton.

Gracias a su red de tiendas propias, para las que ha contado con arquitectos de fama mundial, la marca no ha dejado de aumentar su éxito a lo largo del tiempo.




Jean Paul Gaultier

Jean Paul Gaultier nació en el año 1952, en Francia.
De pequeño se la pasaba observando los cambios que producía su abuela que trabajaba en un salón de belleza, como esteticista y peluquera, y el se quedaba fascinado observando las transformaciones que ella producía en sus clientas.

Estas transformaciones sirvieron a Jean Paul como pauta creativa e inspiradora para lo que luego consolidaría su talento como diseñador. Jóven, creativo y autodidacta, pronto comenzó a diseñar bocetos, una afición que le llevó, con sólo 18 años, a conseguir un puesto de diseñador en el taller de Pierre Cardin, un modisto que le ofreció grandes oportunidades, pero Jean Paul, con 22 años, decide independizarse y presentar su propia colección femenina.
En ella deja patente su gusto por combinar texturas delicadas y diferentes, como el tul con el cuero, y la ropa informal con piezas formales, este mestizaje y mezcla de estilos es algo que no le pasa desapercibido a la crítica, que le pronostica una exitosa carrera.

Lleno de confianza y con la ayuda de Francis Menuge, (hombre que Jean Paul describe como lo mejor que le ha pasado en su vida), en 1977 crea su propia marca y desde entonces presenta varias colecciones todos los años.

Los años `80 fueron suyos gracias a colecciones como High Tech, Etier papier, Paris Gaultier, Le Dadaiesme, colecciones basadas en ropa callejera, enfocadas en la cultura popular, y colecciones de alta costura muy formales y al mismo tiempo inusuales, forman el amplio espectro abarcado por Gaultier.

En 1984 lanza “Hombre objeto”, su primera colección de ropa masculina, a la que le siguió otra en la que visitó a los modelos con falda, lo cual generó amplias repercusiones.

Apasionado también por el cine, ha diseñado el vestuario de películas como “Kika” o “El Quinto Elemento”.
También ha vestido a grandes estrellas de la música: una de sus clientas, Madonna, le pidió el diseño integral del vestuario para el tour mundial de “The Blonde Ambition” en 1990, en el que el corsé que vestía la cantante llamó la atención del público a nivel mundial y fue otro gran éxito de la carrera de Gaultier.

A través de todos sus desfiles, Jean Paul, trata de transmitir su idea de espectáculo total: en ellos, la combinación de la música, la ambientación y la decoración forman una combinación, un todo que deja claro que su mensaje siempre ha estado ligado a una actitud punk, con el lema "haz lo que quieras" como bandera e insignia personal.

En 1987, obtiene el “Oscar de la Moda” de manos del gobierno francés, hecho que inició una escalada de premios que pasa por "La Aguja de Oro", concedida en España y varios mas que lo han consagrado mundialmente.

Creó también una línea de perfumes femeninos y el masculinos, también de los más valorados del mercado. "Classic", el primero que lanzó el modisto francés, es famoso por su frasco, (una botellita que imita el cuerpo de una mujer; un homenaje de Gaultier a Elsa Schiapparelli, que diseñó en los años 50 un perfume cuyo frasco imitaba el cuerpo de Mae West).